domingo, 10 de julio de 2011

El Pelado Tancredi


Una vida detrás del mostrador

Ricardo Luis Tancredi y Luisa Rosario Amato comparten desde hace 57 años una pasión, que va mucho más allá de los lazos matrimoniales que los mantienen juntos desde hace más de seis décadas. Ambos comparten la atención del kiosco de 528 y 5, uno de los comercios de Tolosa que ha permanecido más tiempo con los mismos propietarios.

Él 85 años, nacido en Azul, llegó a Tolosa a los 8 años y aquí se quedó para echar raíces. Ella, 81, platense. Tienen un hijo, que supo ser directivo de Estudiantes durante la época de Nelson Oltolina, que les dio 5 nietos y 1 bisnieto, mientras que para setiembre llegará el segundo.

“Yo era mozo. Trabajé 25 años en la calle, sirviendo en distintas confiterías, algunas de las cuales ya no existen más. Pasé por la París, El Cabildo, Rivadavia, el Hipódromo, el Hotel Marini y la Churrasquería de 1 y 44. En esa época, la zona de la estación tenía un movimiento comercial muy importante. Pese a todo, la plata en casa no alcanzaba y entonces decidimos iniciar un emprendimiento para tener otro ingreso. Fue así que destinamos la ventana que da a la ochava de 528 y 5, para poner el kiosco”, nos contó Ricardo, el pelado, Tancredi.

Siempre bien surtido, con las mejores marcas y un cordial trato a los clientes, el comercio fue ganando clientela y perdurando en el tiempo, pese a que la economía de nuestro país siempre está lista para hacerle una zancadilla a los pequeños comerciantes.

“Todos los días a las 6,30 ya estoy tomando mate y preparándome para abrir. Arrancamos a las 8 y siempre con muchas ganas. Disfrutamos de cada día aquí en el kiosco y pienso que de no tenerlo, no sabríamos que hacer”, nos contó mientras nos mostraba el piso de parquet bien lustrado y los patines que usa para deslizarse cuando atiende. “Es una costumbre de mi señora, que no tuve problemas en adaptarme. Podemos decir que, además, es el comercio más limpio de Tolosa”.

Nos recordó que hace unos años atrás fue distinguido como “Vecino Ilustre” y además tuvo tiempo para un tironcito de orejas para las autoridades comunales “parece que los impuestos lo pagan solo los comerciantes de calle 2, porque hemos pedido luminarias para esta zona y no tuvimos suerte. También, hay que hacer algo en esta esquina. Semáforos, lomo de burro o algo que sirva para prevenir accidentes. Es un cruce peligroso y tengo miedo que algún día se suba un auto a la vereda”.

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