miércoles, 31 de julio de 2013

Odisea en dos ruedas

Jorge Alejandro Conde, este vecino de Ringuelet aventurero, acaba de apagar provisoriamente el motor de su fiel motocicleta que durante once años, cuatro meses y diecinueve días lo transportó por 203.320 kilómetros, uniendo 52 países de cuatro continentes, pero ya piensa y desea en la Segunda Vuelta al Mundo. El 16 de Febrero del 2002 partió de la casa de sus padres con un bagaje de ilusiones y sin un rumbo fijo. Dijo que “Salí de Argentina con un inventario precario y un itinerario incierto. Mi ruta fue trazada por el destino. Sin un centavo, pero dueño de mi libertad, fui atravesando territorios desconocidos. Con el transcurso de los meses y sin buscar nada, encontré una compañera de vida en tierras aztecas. Juntos partimos hacia continentes lejanos. Cincuenta y dos países en los que vivimos, tratando de comprender cada cultura”. Nacido en diciembre de 1974, Jorge Alejandro “Cuco” Conde se define precisamente como “motociclista, soñador, aventurero y mecánico”. Viajero más que turista, en su periplo debió adaptarse a condiciones climáticas y topográficas extremas, a la escasez de recursos, y a los desafíos que la planteó el mantenimiento de “Violeta”, la Honda Transalp 600V modelo 1998 con la que rodó por las carreteras más hostiles, en muchos casos estirando la duración de piezas vitales del motor, por razones de costos o falta de repuestos. El objetivo inicial de su viaje era mucho más modesto: llegar hasta Alaska. Pero con el correr del tiempo la ruta lo fue llevando por toda América Latina primero, más tarde por Europa y el oeste de África, en un itinerario sin descanso plagado de aventuras y aprendizajes. El motoquero señaló que encaró su travesía llevando sólo 1.500 dólares que pronto se le terminaron, por lo que se desempeñó en distintas actividades para seguir viaje: trabajó en una herrería, haciendo malabares en las esquinas y finalmente aprendió de un grupo de viajeros a hacer artesanías. «El peor momento del viaje lo pasé en Panamá, cuando me secuestraron la moto y tardé en recuperarla», cuenta. Y si Panamá le deparó un mal recuerdo son muchísimos las vivencias gratas que cosechó en su largo viaje: encuentros con motoqueros de esos siempre dispuestos a dar una mano, visitas a paisajes impactantes y hasta recibimientos y homenajes propios de una celebridad. A la hora de elegir los sitios donde pasó los mejores momentos, Alejandro no duda: habla de algunos puntos de Latinoamérica y sobre todo de África. De las aldeas del desierto del Sahara, de Marruecos o de Mauritania, donde le tocó ver al tren más largo del mundo, que se extiende a través de más de tres kilómetros y que carga desde pasajeros hasta animales. “Para cuando llegué a México había pasado más de un año, y me entusiasmé con recorrer todo el mundo, empezando por Europa”. Para entonces ya contaba con el apoyo de Guadalupe, coprotagonista de la historia. María Guadalupe Acuña Acuña es una mexicana de 35 años, que se cruzó con “Cuco” hace diez mientras éste vendía artesanías y tatuajes en una esquina veracruceña. El “flechazo” fue instantáneo, ella dejó su trabajo como instructora de inglés en un jardín de infantes para seguir los dictados del corazón, y Alejandro no volvió a viajar solo. Ahora, ella se describe como “secretaria de soñador, novia de motociclista, masajista, cocinera y profesora”. El 6 de julio pasado llegaron de regreso, siendo recibidos con algarabía por familiares y amigos, dispuestos a escuchar el relatos de las mil y una aventuras vividas por la pareja, pero sabiendo que la permanencia de ellos en estas tierras será efímera. ”Sobre dos ruedas conocimos la indiferencia y la bondad de los hombres: Razas diferentes en apariencia pero similares en la realidad. Quinientas noventa y cuatro semanas de aprendizaje y experiencias son resultado de una travesía que resultó mejor de lo que la había planeado. El mundo es embriagador, en cada esquina una historia, un amigo, un reto, una maravilla, una lágrima, una sonrisa, un momento irrepetible… Una vuelta al mundo no fue suficiente… ¡Vamos por más!!! Una Segunda Vuelta al Mundo en Moto es indispensable para nuestras vidas…”, completaron

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