lunes, 5 de mayo de 2014

Un baño de aire fresco a la memoria

El Museo del Automóvil, Colección Rau, estuvo en televisión. El programa Museum, que se emite por la señal de cable El Garage TV realizó una radiografía del espacio de 450 metros cuadrados de la avenida 1, en donde se recrea a través de las muchas piezas de colección, los inicios del siglo XX. Jorge Rau fue el encargado de describir, a lo largo de los cuatro bloques que transitó el programa de una hora de duración, por cada uno de los sectores del museo. Una voz en off relató que “Jorge y Cecilio Rau amaron los motores desde chicos”, para dar paso luego al relato de Jorge, quien señaló que “De chicos siempre jugábamos con los autitos. Los primeros que tuvimos fueron una colección de unos que eran ingleses: los Dinky Toys, que me acuerdo íbamos a comprar al Bazar X en la calle 50 o el Bazar El Alba. Pero la verdad es que mi inclinación inicial era la aviación, pero en la familia, por miedo, nos prohibieron los aviones y las motos. Fue por eso que al cumplir los 18 años, en lugar de comprarme una moto Puma o una Paperino, terminé adquiriendo un Ford T del año 27”. Ese fue el puntapié inicial de la colección, que con el tiempo no solo se limitó a autos sino a todo tipo de objetos. “Recuerdo que hace mucho tiempo atrás, un avión le hacia propagando a una marca de yerba escribiendo en el cielo “Safac”. Una vez encontré en un viejo almacén que estaba cerrando, tres paquetes de esa yerba y los compré. Aquí está en la vitrina”, recordó Jorge que a sugerencia de su hija Evelyn, se incorporó “Ramos generales”, a la muestra que lleva al visitante situarse en los primeros años del siglo XX. Jorge Rau dijo que su “joya” preferida es un Ford T modelo 1917. Un auto totalmente original, que anda a la perfección y que además fue premiado. Recordó que camino a Chile, preguntó en una estación de servicio si alguien vendía un auto viejo. “Siempre en las estaciones de servicio se obtienen buenos datos. Me dijeron que había un Ford T que era usado por una pareja de ancianos. El conductor iba adelante y la mujer estaba atrás separada por un vidrio. Dude que se tratara de un Ford T, pero cuando lo vi, quedé impresionado. Me pidieron el valor de un Falcon 0 Km. Por suerte pudimos atraerlo”. Después fue el turno de referirse al monoposto que consiguió en Junín, al cual se lo reconstruyó totalmente. La carrocería estuvo en manos de un artesano de Entre Ríos y el motor Chrysler fue reparado por el ex piloto Coco Zinetti. Este auto llegó a ser tripulado por Froilán González. “Este museo requiere mucho sacrificio. De hecho, nos llevó 22 años y seis meses armarlo y mi hermano Cecilio no llegó a verlo inaugurado, ya que falleció por un problema cardíaco. Cada cosa que hay acá hay que ubicarla, conseguirla y eventualmente restaurarla. Lamentablemente, nosotros empezamos cuando la computadora no existía. Hoy es mucho más sencillo, porque se puede comprar sin moverte del escritorio”, comentó el entrevistado, que además recordó que “el Museo todavía no se autofinancia, pero para nosotros es un hobbie”. Jorge hizo luego un repaso de los distintos autos. El Fiat Topolino similar al que mostraba Juan Carlos Calabró en un sketch con Juan Díaz; el Messerschmitt; el Heinkel (ratón alemán); la moto de los paracaidistas ingleses modelo 39, plegable; un karting; un tractor; las bicicletas a motor; los surtidores de combustibles; los carteles publicitarios enlosados, etc. El museo, inaugurado el 4 de marzo de 2006, está ubicado en uno de los edificios más viejos de La Plata: lo que fue la primera capilla de Tolosa. Data de 1865 y funcionó allí hasta que se construyó el actual templo de la parroquia Nuestra Señora del Carmen. Fue comprado por los hermanos Rau en 1984. “Con mi hermano iniciamos su reconstrucción luego de estar abandonada por mucho tiempo. El portón de acceso perteneció al viejo teatro Odeón de Corrientes y Esmeralda, mientras el portillo era del Restaurant El Tropezón. Más allá de las piezas mostradas en el Museo, hay otros autos antiguos que esperan su turno para ser restaurados y otros están en proceso. Jorge, a modo de humorada se despidió señalando “Solo me hace falta conseguir un médico que me haga vivir 325 años, para poder terminar todo”.

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